El Pensamiento de diseño («Design thinking») es un proceso que sirve para resolver cualquier tipo de problema; ya sean fáciles o complicados. Este proceso potencia la colaboración, la empatía y lo lúdico, y vincula el pensamiento creativo con el analítico.
El «Design thinking» propone explorar distintas alternativas y crear opciones que no se nos habían ocurrido. Este proceso se orienta a las necesidades de la persona según su contexto y cultura.
El proceso se inicia con la observación directa y la recogida de datos cualitativos, que generan historias inspiradoras con las que las personas pueden empatizar. Esto nos da una mayor comprensión del problema y ayuda a redefinirlo.
Tras la fase de investigación se idean posibles soluciones sin restricciones. La ideación es un proceso del pensamiento divergente, donde cualquier idea está permitida. De la lluvia de ideas, elegiremos una opción, sobre la cual trabajaremos.
Asimismo, el prototipado contribuye al desarrollo de la idea, ya que nuestra forma de pensar sobre la solución cambiará durante este proceso. Pensar con las manos aporta mucha información nueva que seguramente no hemos contemplado antes.
Repetiremos las fases de prototipar, idear y probar soluciones tantas veces como sea necesario, pues este proceso es circular. Puedes iterar sobre tu solución siempre que quieras. Esto puede conllevar un matiz de insatisfacción, ya que sentirás que tu solución no está perfectamente cerrada.
El Design Thinking es una forma rápida y barata de obtener buenas soluciones.
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