Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar [Calderón de la Barca].
Tiempo. Aprender. Conceder el tiempo necesario para que cada persona aprenda según su propio nivel de desarrollo y ritmo. Esta es la cuestión. Replantearse el tiempo, no como límite sino como transcurso fundamental para que el proceso de aprendizaje sea como tiene que ser en cada caso. Esta es la cuestión. Valorar el proceso por encima de los resultados y comprenderlo como el camino necesario e indispensable para la maduración que lleva a la consecución de la meta. Esta es la cuestión.
Educación lenta ¿o simplemente dar tiempo al tiempo? La educación lenta es un paradigma educativo que surge en los primeros años del siglo XXI, cercano al «movimiento lento», como consecuencia de la reflexión sobre el ritmo de vida que llevamos. En la actualidad, según Joan Domènech (maestro, director de la escuela pública Fructuós Gelabert [Barcelona] y autor del libro Elogio de la educación lenta), este enfoque de educación lenta lo desarrolla un grupo francés (CREA) con las ideas propuestas en La pedagogia della lumaca, del italiano Gianfranco Zavalloni. Este último autor se basa en la experiencia de la Scuola Laboratorio Don Milani de Génova.
Según Domènech, en España hay algunas escuelas nuevas, como Escola de Quart (Gironès) y Els Alocs (Vilassar de Mar), que han incorporado la «educación lenta» en sus proyectos educativos.
Este modelo de enseñanza propugna que el tiempo no condicione cada cosa que hacemos, incluido el aprendizaje que se produce en la escuela. Joan Domènech defiende este modelo educativo porque considera que el tiempo y la programación de contenidos separados fragmenta el aprendizaje. También considera que estos movimientos lentos promueven una concepción del tiempo según Kairós (dios griego del «tiempo justo») de ciclos naturales. Esto nos lleva a reflexionar sobre el tiempo natural o «interior» que los procesos educativos necesitan para que se desarrolle el aprendizaje, frente al tiempo medido, lineal (cronos), que se concede de forma limitada para que dure un acontecimiento. Domènech cree que cuando se implanta un currículo competencial, flexible, con atención a la diversidad, y se trabaja con autonomía, se está cerca de esta concepción de la enseñanza.
El paradigma de la educación lenta no pretende propiciar la lentitud, establece que el tiempo sea el necesario para cada aprendizaje; en definitiva, dar tiempo al tiempo para que el aprendizaje, simplemente, sea.
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