Despertarse y empezar a funcionar. Desayunar mientras se ven dibujos animados, lavarse los dientes a la vez que se escribe un mensaje. Tomar el autobús o hacer deporte con los auriculares. Realizar las tareas del colegio mientas se piensa en otras actividades. ¿Es posible que la simultaneidad de acciones permita profundizar en alguna de ellas? Parece cada vez más difícil.
Ver una película y solo eso, estar en silencio, y solo eso, es una extravagancia en los niños o adolescentes actuales, pues la abundancia y variedad de estímulos los mantienen con niveles muy elevados de sobreexcitación. Esto tiene una repercusión negativa, ya que dificulta la concentración y, como consecuencia, se entorpece el aprendizaje.
Como innovación pedagógica, en muchos centros de Educación Primaria, e incluso Secundaria, se ha introducido una herramienta que sirve para que los alumnos estén más relajados y sean conscientes de ellos mismos y de lo que les rodea. Se trata del desarrollo de la atención plena (mindfulness). Comunidades Autónomas como Canarias han sido pioneras y cursan, dos veces por semana, la asignatura Educación Emocional y para la Creatividad de forma curricular, obligatoria y evaluable. La asignatura consta de tres partes: la primera es la enseñanza emocional, por la que se reconocen las emociones propias y las de los compañeros; la segunda es el «ajuste emocional», que los ayuda a resolver conflictos, y la tercera es el desarrollo de la creatividad.
En algunas escuelas de la Comunidad de Aragón, por ejemplo, se desarrolla el Programa Aulas Felices (basado en la Psicología Positiva); en escuelas de Cataluña, el Programa Treva, y en Valencia, las Escuelas Conscientes. De la misma forma, en Madrid existen talleres con programas de formación en mindfulness para el aula. Además, hay diversas escuelas en regiones como Navarra o el País Vasco donde han implantado esta herramienta como recurso innovador en los planes educativos de centro.
Testimonios de varios profesores revelan que los alumnos mejoran la concentración, la capacidad para estar en el presente y resolver conflictos, pues practican la conciencia de las sensaciones del cuerpo a través de la respiración, la conciencia de las emociones y de los pensamientos. De esta forma, los alumnos abordan positivamente las situaciones del día a día. Mejoran la atención, disminuyen la ansiedad y se produce un bienestar a partir de la relajación. Al tomar conciencia de ellos mismos de forma más profunda, también son capaces de interiorizar las emociones de los demás, mejorando la empatía y la capacidad de comunicación. Las declaraciones de los alumnos, igualmente, reflejan satisfacción. Lo interesante es que, con esta herramienta, aprenden a autorregularse, a conocerse, a gestionar sus emociones, a expresar lo que son y sienten, y se desarrollan desde dentro hacia afuera y no solo desde los estímulos externos.
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